Mujeres sabias de Al- Ándalus

Éste lunes 8 de marzo se celebró y se llenó de reivindicaciones el Día Internacional de la Mujer.

Hace unas semanas leí en la revista sociocultural Los ojos de Hipatia , un artículo sobre el papel de la mujer en la Edad Media. Pues bien, de ahí me llevó a pensar en lo poco que conocemos sobre las mujeres en la Edad Media andalusí.

Sabemos que en la Educación Obligatoria apenas se estudia  esto, marcando la Edad Media castellana como principal, cuando en el sur, al cual pertenece Spanish Meet vivíamos una realidad totalmente diferente: una historia y una literatura que nunca se ha puesto a nuestro alcance en los años escolares.

De manera resumida, Spanish Meet propone  dos mujeres andalusíes:

  • Fátima Bint- al- Ahmar, princesa nazarí de Granada (1260 – 1348)
  • Lubna de Córdoba, intelectual cordobesa del siglo X.

FÁTIMA BINT AL -AHMAR: PRINCESA NAZARÍ DE GRANADA (1260 – 1348):

Fátima Bint Al-Ahmar fue una mujer de la dinastía nazarí de Granada que tuvo una gran participación en los asuntos de la Corte de la Alhambra.

Hay poca información sobre su vida, pero se la puede considerar como una de las sultanas nazaríes que más detalles se conservan por su activa y destacada aportación en la política del Reino Nazarí de Granada.

Ibn al- Jatib, cronista, la definiría como una “nobilísima dama emparentada con los reyes [por los cuatro costados].

Fátima Bint al-Ahmar era hija de la unión del emir Muhammad II con su prima materna, Nuzha, hermana del sultán Muhammad III y hermana del también sultán Nasr.

Nació en Granada y fue una mujer culta por influencia de su padre Muhammad II, conocido por “el alfaquí”, en el sentido de sabio.

Fátima se cultivó en la ciencia de los barnamay. Éstos se refieren a los repertorios bibliográficos de los ulemas y maestros, materia que se consideraba poco femenina.

En un momento de su vida se trasladó a Málaga, al ser obligada a casarse con su tío paterno Abu Saíd Faray que era arráez en Málaga.

Tuvo a sus hijos Ismail y Muhammad. Vivió en la Alcazaba malagueña de manera tranquila dedicada al cuidado de sus hijos, pero siguiendo los acontecimientos políticos de Granada.

Fátima, enfrentada a su medio hermano, preparó junto a su esposo la estrategia para destronarlo. Y así fue, se sirvió del descontento de un sector de la sociedad granadina hacia la política de Nasr y la apoyaron meriníes (tribus del norte de áfrica) y castellanos.

Conquistando el trono, Fátima Bint Al-Ahmar hizo que su hijo Ismail I consiguiera entrar en Granada y fue proclamado emir.

Gracias a su intervención, se producía un fenómeno nada habitual de transmisión de poder por línea femenina dentro del linaje de la Alhambra.

Se trasladó a la Alhambra donde no dejó de participar en los asuntos políticos. No solamente fue un apoyo fundamental para el reinado de su hijo, sino que su estela política se prolongó tras el asesinato de Ismail en 1325, quedando ella como responsable del gobierno de su nieto que, entonces, era menor de edad.

Se dice que participó de manera activa en el asesinato del intendente Ibn al- Mahruq que intentó gobernar de forma personal aprovechándose de la minoría de edad del sultán.

Las crónicas cuentan que una noche, al-Mahruq, se acercó a la casa de Fátima para consultarle asuntos de gobierno  y en ese momento fue asaltado y lo mataron delante de ella, en edad ya avanzada.

El crimen que ocurrió después de Muhammad IV, dejó a Fátima una vez más en primera línea tomando la tutela de su otro nieto menor de edad Yusuf I.

Cuando murió fue enterrada con honores en el cementerio de la Rawda que está dentro de la Alhambra, junto a su padre y su hijo Ismail I, recibiendo un treno (canto fúnebre) de 41 versos por parte de Ibn al- Jatib.

LUBNA DE CÓRDOBA O DE MEDINA AZAHARA, INTELECTUAL CORDOBESA (siglo X).

Lubna de Córdoba es una de las figuras más importantes del Califato de Córdoba en el siglo X. Fue intelectual, poeta, escriba, bibliotecaria, matemática algo tremendamente difícil para una mujer nacida de familia esclava. Se crió en el palacio de Medina Azahara junto a Abderramán III.

En la época de Alhaken II, más de 170 mujeres se dedicaban a la copia de libros, y se las podía ver por los arrabales de la ciudad.

Su destacada inteligencia fue su llave a la libertad, secretaria del Califa,  después sería nombrada conservadora de la Gran Biblioteca de Córdoba, dirigiendo más de 500.000 mil libros.

Pasó de ser esclava a vigilante y tomaba decisiones de la Biblioteca y por ello su nombre es tan importante en la historia  andalusí.

No solamente se dedicaba a su propia obra de poeta, si no que también se dedicó a la traducción de las obras de otros artistas.

También destaca su labor como educadora; estuvo años enseñando matemáticas a los jóvenes huérfanos y sin recursos por la ciudad de Córdoba. Tuvo un gran impacto en la sociedad de esa época.  Unos tiempos donde no era común viajar, y menos aún las mujeres, ella lo hizo en diferentes ocasiones a El Cairo, Damasco y Bagdad en busca de libros para añadir a la Biblioteca.

Lubna de Córdoba.

Junto a Hasdai Ibn Shaprut, ambos impulsaron la creación de la también importante Biblioteca de Medina Azahara.

El historiador Ibn Bashkvl escribió: “Lubna dominó la escritura y la ciencia de la poesía, y su conocimiento de las matemáticas fue amplio y grande; ha dominado muchas otras ciencias y no había nadie más noble que ella en el palacio Omeya“.

Dicen que es posible que se refugiara en un palacio de Carmona (Sevilla) y murió aproximadamente en el año 984.

Mujer brillante y luchadora como tantas otras que deberían ser visibilizadas y no silenciadas.

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